miércoles, 12 de enero de 2011

Te de Sal


Divido el coral, hasta que parezca un telar,

para recostarme en la arena, con tu cuerpo sobre el mar

flotando en esa nube efímera con sabor a sal,

disfrutando esa hamaca con aroma a te,

reventando las esquinas con cada vaivén,

aguantando tus caderas con la ayuda de mis pies

devorándote la boca con tudor y miel;

es así como me bebo este te,

con arena en las uñas y los ojos puestos en la cal

esperando traspasar la línea,

de un “te amo” al “no está mal”.

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