lunes, 17 de enero de 2011

A Los porteros (parte 1)


Porteros de la esclavitud, siempre soslayando los dedos de aquellos que matan sus sueños dentro de unos cuantos paneles de ladrillo y arcilla (en el mejor de los casos) envuelta de lineamientos, papeles, procesos, formalidades de operaciones y banalidades de la vida, como lo puede ser un chiste de pepito. Esos mismos porteros son los que se encuentran a la vista hoy en día, suelen ponerse nombres más pulcros, hoscos, como marqueses de cabildos, que incitan a los hombres, mitigándolos dentro de un espacio laboral donde podrán desarrollar competencias, ¿competencias?, ¿Les llaman así ahora?, a una bola de pelotudeces que son características personales que ni siquiera el pobre esclavo sabe que posee…

Dentro de tal póstumo de fervientes mocedades se dan el lujo de contratar psicólogos para la contratación de personal, exigiendo personal capacitado y con tales “competencias” para desempeñar labores (mismas que no son nada competentes más que para el bolsillo de los porteros estos) estos que deben de desempeñar una verdad flotante para con los porteros, ¿cómo se puede hablar de verdades? Truncando la parte humana de las humanidades organizacionales llamadas hoy en día “recursos humanos” reclutando esclavos, procesarlos cautivos dentro de una virtualidad cósmica paradójica de una libertad de albedrio, donde se le señala paso por paso el procedimiento del cómo debe enfermarse, perdón, el cómo debe laborar....

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