En este mundo reina lo desechable, lo reusable, nada que ofrecer, nada que proponer, nada que comprar, inhumana monarquía que solo se desdeña en encontrar el producto a tu persona, sin importar las medidas, los costos, las fuerzas ni las convicciones que brindes a ellos tus vendedores, nefastos seres que solo destruyen, escupen y venden, cuando solo quiero un lápiz de mis versos escurridos en la espalda de mi espíritu,
Me encuentro odiando todos esos esfuerzos banales del amor por resurgir, de la libertad por explorar, del deseo por jugar, porque al parecer llegan tarde a los comerciales que son televisados en las antenas del pudor infantil, quienes solo están interesados en obtener la nueva figura de acción que sostiene el sol en un pulgar, que solo están interesados en adquirir la consola virtual donde desahogaran la actividad física en un absorbe sueños, programado para matar instalaciones tácticas de la imaginación y de los sueños…
Los odio con ese toque de menta en su transmitir orgullo y poder,
Los repudio por ese preparado místico para evitar un coagulo de engendros sociales con la muerte de todo lo que les quedaba de humanos. Asco ellos me dan.
Harto estoy de pisar escupitajos de aquellas bestias de granjas domesticadas, enfadado estoy de levantar sus basuras fingiendo demencia señil de haberlo causado, cuando sus parpados no fueron tan veloces para evitar ser testigos de su desecho, infestado estoy de llenarme los sentidos de su inmundo olor, como si no fuese suficiente mi nariz para escucharlos ya…
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