Me encuentro ahora sellando el 2 de mi lenguaje emocional, reteniéndolo así para ese aprendizaje social que termina uno siempre a desaprender, sabiendo que es tiempo ya de brincarlo, como ranitas saltarinas que pasan del dos a un tres en matemáticas elementales, sin saber que para dar el brinco me hacen falta piernas, fuertes que sean capaces de levantar mi blando y pesado espíritu falaz en estos mis tiempos de expulsión de hematomas.
No encuentro formas de brincar, no encuentro salidas por correr, mares por surcar, solo encuentro las lagrimas de un ser, que ya no puede ver más de lo que estaba acostumbrado a no ver.